

Todo radica en las porciones adecuadas para que nuestros organismos no se excedan en la acumulación de sustancias nocivas. Hay que entender que en nuestro país, las porciones de carne son mucho más generosas de lo recomendado y eso es un factor a considerar para tomar nuestras precauciones y establecer un buen hábito de ingesta de carne.
No hay nada de malo en comer carnes de diversos tipos a lo largo de la semana, pero las porciones no deberían exceder los 100 gramos por ingesta. Todo exceso nos obligará a tomar medidas para balancearlo --periodos entre ingestas más prolongados, variación de los tipos de carne, etc. Una cosa es básica a la hora de visitar ese restaurante argentino que tanto nos gusta: escucha a tu cuerpo y disciplínate. Cuando ya te sientas saciada, no comas más. No te fuerces a terminarte sola ese rico bife de chorizo. Comparte tu plato u obsequia el sobrante.
Es importante no satanizar el consumo de carne
Pues nos ofrecen sustancias y elementos que sólo están presentes naturalmente en ella --de lo contrario, deberemos acudir a suplementos--. La carne es rica en hierro, yodo, omega-3 y vitamina B12 (por cierto, ésta última sólo la encuentras en la carne).
Todo exceso es malo; hay que saber combinar nuestros alimentos en nuestras dietas para que nuestro cuerpo se sienta bien y pleno, lleno de salud. Cuando pienses en carne, no te imagines reses y cerdos; el pollo y el pescado también son carnes que ofrecen algunos de los mismos beneficios y otros adicionales. En la justa variedad, está el enriquecimiento de nuestras vidas y la procuración de nuestra salud.